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Arribarían al país a
mediados de 2015 los Avisos Neftegaz rusos adquiridos por la Armada Argentina
(Foto: thinkdefence.co.uk)
Una
delegación de oficiales y suboficiales de la Flota de Mar de la Armada
Argentina viajó a Rusia para familiarizarse con los 4 (cuatro) remolcadores de
alta mar AHV Clase Neftegaz adquiridos el año pasado. Haciendo base en el
puerto de Mursmank se procederá al alistamiento de los buques con miras a la
travesía de al menos cuarenta días hacia su nuevo apostadero, la Base Naval de
Puerto Belgrano (BNPB), viaje que está previsto ocurra a mediados de
junio/julio de 2015. Durante esta etapa de alistamiento los marinos argentinos
realizarán navegaciones junto a tripulantes rusos para conocer al detalle todos
los aspectos técnicos y operativos de estas embarcaciones.
La
incorporación al servicio de los Neftegaz traerá aparejada seguramente la
radiación de servicio de los viejos avisos estadounidenses de la 2da Guerra
Mundial que permanecen en actividad: el ARA “Alférez Sobral” (A-9), el ARA “Francisco
de Gurruchaga” (A-3) y el ARA “Suboficial Castillo” (A-6), los dos primeros
además veteranos de la Guerra de Malvinas. Hay que reconocer sin embargo que se
trata de buques muy distintos en cuanto a capacidades, dimensiones y concepto
se refiere.
Rol primario que desempeñarían en la ARA
Los
Neftegaz cumplirían en la Armada Argentina el rol de unidades multipropósito de
alta mar, efectuando misiones de patrullaje, búsqueda y rescate (SAR) y apoyo
logístico en el Atlántico Sur, siendo las mismas extensivas a aguas antárticas
gracias a que poseen un casco reforzado que les permitirá abastecer en forma
secundaria a las bases antárticas durante las Campañas de Verano.
Versiones antojadizas y totalmente
infundadas emanadas de la prensa sensacionalista británica daban cuenta el año
pasado –cuando se hizo pública la noticia de la compra- de la posibilidad de
que los buques pudieran ser utilizados por la Armada Argentina para obstruir la
llegada al Atlántico Sur de las plataformas de exploración petrolífera enviadas
por Gran Bretaña para la extracción de petróleo en aguas circundantes a las
Islas Malvinas. No vale la pena ahondar en detalles con respecto a la escalada
diplomática internacional que podría acontecer de llevarse a cabo una medida
tan descabellada. Sólo resta decir que si el actual Gobierno argentino se queja
de la “militarización del Atlántico Sur” por parte de Gran Bretaña, una acción
de ese tipo lejos de minimizar la presencia militar británica la maximizaría
dando una excelente excusa para una permanencia crónica con mayor potencial,
una aspiración deseada por la Royal Navy y el lobby isleño pro-británico.
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