Submarinos argentinos en acción IV: El ARA San Luis (S-32) y el ARA Salta (S-31) durante la crisis con Chile en 1978
Los submarinos argentinos IKL 209 de origen alemán que poseía la Armada Argentina eran de lo más moderno de Sudamérica. Del tipo SSK (submarino de ataque convencional diesel-eléctrico) el ARA Salta (S-31) y el ARA San Luis (S-32) habían sido incorporados al servicio activo hacia poco más de tres años. Pese a esto los altos mandos envían a los veteranos “GUPPY” a las zonas de patrulla más “calientes”.
Foto 1. El ARA Salta (S-31) haciéndose a la mar en Mar del Plata, de fondo la escollera sur (Fuente: http://www.ara.mil.ar/)
El “Salta” y el “San Luis” zarparon de la Base Naval Mar del Plata (BNMP) el 8 de diciembre de 1978 hacia el extremo sur del continente, dando inicio a sus patrullas de guerra. Todos los comandantes de los submarinos argentinos recibieron la orden de “no atacar si no se era atacado en primer lugar”, una medida un tanto extraña para el mundo de los submarinistas donde siempre se busca lo contrario, esto es “atacar primero y luego escabullirse para no ser atacado”.
En su navegación en inmersión hacia el sur, el ARA San Luis, comandado por el Capitán de Fragata Félix Bartolomé, sufre la avería de uno de sus motores diesel.
El ARA San Luis (S-32) y una patrulla con menos riesgos.
Esto reducía en un 50% el rendimiento del submarino y la recarga de baterías, ya que a poco de su incorporación a la Armada otro de los motores se había roto y no había podido ser reparado (la gravedad de la avería era tal que había que sustituir el motor o hacer una reparación fuera del buque, lo que requería el corte del casco y posterior soldadura). Este nuevo problema en los motores, no pudo ser solucionado por los mecánicos de la tripulación pese a los denodados esfuerzos realizados.
Informada la situación al Comando Naval, éste ordena cambiar la zona de patrulla del “San Luis” destinándole una a mayor resguardo y cercana del territorio nacional, la boca este del Estrecho de Magallanes, al norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego. La patrulla del disminuido submarino se completó sin novedad y luego recibió ordenes de dirigirse al encuentro del pesquero “Aracena” (buque requisado por la ARA y utilizado en esta ocasión como nodriza de los submarinos) en las cercanías de Isla de los Estados.
Pocos días después de la mediación Papal que evita el conflicto bélico con Chile, el “San Luis” pone proa rumbo a la BNMP, adonde arriba el 16 de enero de 1979, luego de 876 horas de navegación y 6270 kilómetros. Tres años más tarde, el S-32 cumpliría una riesgosa patrulla de guerra enfrentando a la Royal Navy durante la Guerra de Malvinas.
El ARA Salta (S-31), comandado por el Capitán de Fragata Eulogio Moya, se dirigió a su zona de patrulla, en las aguas del Cabo de Hornos. En su travesía hacia el sur, a la altura de Isla de los Estados, y mientras recargaba sus baterías sumergido a profundidad de snorkel se da un hecho curioso, pero que pudo haber sido trágico. Un avión Grumman S-2E Tracker de la Armada Argentina en misión ASW (antisubmarina), detecta sus mástiles y haciendo vuelos rasantes empieza a lanzar sono boyas para tratar de dar con el submarino no identificado. El “Salta”, advertido por sus sistemas de detección busca rápidamente las profundidades del mar y evade la localización por parte del Tracker, que sin dudas le hubiera lanzado cargas de profundidad o torpedos al confundirlo con un submarino chileno, ya que no disponía de información sobre las rutas de navegación de los submarinos propios.
Pasado el susto, el “Salta” prosiguió en inmersión su ruta hacia el Cabo de Hornos, una zona donde el violento oleaje dificultó la tarea de recarga de baterías mediante snorkel y donde las corrientes submarinas hicieron que la navegación fuera algo errática. Cuando navegaba a profundidad de snorkel la antena de contramedidas del “Salta” detectaba la acción de un radar chileno terrestre que monitoreaba los movimientos navales de la zona, pero seguramente a causa del fuerte oleaje el submarino argentino pasó desapercibido para los radaristas chilenos.
Un día antes del día “D”, fecha del “Operativo Soberanía” que incluía el desembarco y toma de las islas en litigio (Lennox, Picton y Nueva), mientras el “Salta” asomaba su snorkel, para cargar baterías, apareció ante los ojos del oficial de guardia que escudriñaba el horizonte, la silueta de un submarino operando en superficie. Hasta alcanza a divisar en forma nítida a de dos de sus tripulantes sobre el casco hacia proa.
El CF Eulogio Moya ordena inmediatamente la suspensión de la operación de snorkel e imparte directivas para cubrir puestos de combate y ganar mayor profundidad. Los tubos lanzatorpedos se preparan con torpedos MK-37 antisubmarinos a la espera de la orden de lanzamiento. La sorpresa es total, ya que la detección enemiga fue a la vieja usanza, es decir en forma visual. Aparentemente el ruido de los motores funcionando mientras recargaba sus baterías imposibilitó al sonarista alertar antes de su peligrosa presencia.
De repente el sonarista advierte al Comandante que el submarino chileno se sumerge ganando profundidad y la tensión aumenta ante la posibilidad de haber detectado la presencia del “Salta” en aguas jurisdiccionales chilenas. Pese a estar dadas todas las condiciones y cálculos como para lanzar torpedos el CF Eulogio Moya, decide aguardar los movimientos de la nave chilena antes de actuar, tal como le fue ordenado desde el Comando Naval. El nerviosismo se hace presente en la tripulación cuando el sonarista advierte que escucha rumores de un torpedo en aproximación. El “Salta” inicia maniobras evasivas para no ser alcanzado y el operador de sonar comunica, para tranquilidad de todos, que el rumor se disipa y desaparece.
El Comandante aguarda expectante nueva información sobre la posición submarino chileno a fin de tomar decisiones, cuando irrumpe el oficial de comunicaciones e informa que se ha logrado descifrar el mensaje recibido mientras se cargaban las baterías: las operaciones navales previstas se suspenden por haber aceptado el Gobierno argentino la mediación Papal. Las nuevas órdenes para el “Salta” son dirigirse a la Isla de los Estados y encontrarse con el pesquero (ahora buque nodriza) “Aracena”.
El submarino chileno, era sin dudas el ARCH Simpson (SS-21), única unidad totalmente operativa por aquellas fechas. El Comandante del “Simpson” en esos cruciales días Capitán de Navío (R) Rubén Scheihing, niega en forma rotunda que hubiera mantenido contacto con submarinos argentinos y contundentemente afirma que no se efectuó ningún lanzamiento de torpedos (para ataques antisubmarinos disponía de los anticuados MK-27 “Cuties” que ya en los ´60 eran considerados obsoletos).
¿Qué pasó entonces? Si se da crédito al Comandante chileno ¿qué fue lo que el operador de sonar interpretó como la aproximación de un torpedo? Tal vez en un momento de tanta adrenalina, el sonarista confundió el llenado de agua de uno de los tubos propios con torpedos MK-37 que se alistaban, con el rumor de la corrida de un torpedo. Ello explicaría también el súbito desvanecimiento posterior.
Lo cierto es que, con lanzamiento o no del torpedo chileno, se estuvo muy cerca de un enfrentamiento submarino que podría haber marcado el inicio de un conflicto armado de consecuencias y costos (materiales y humanos) imprevisibles.
El ARA Salta (S-31) retornó a la BNMP el 16 de enero de 1979, junto a su gemelo ARA San Luis (S-32), luego de una patrulla que duró 31 días (unas 740 horas) y en la que recorrió unos 8.470 kilómetros. Durante la Guerra de Malvinas en 1982, el “Salta” verá menos acción. Por problemas técnicos relacionados con la emisión de rumores y vibraciones fuera de lo común, entró a dique seco, y quedó fuera de las patrullas de guerra de la COFUERSUB. Pese a ello realizó tareas complementarias ordenadas por la superioridad hacia fines de mayo, pero eso es otra historia.
“La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina en la crisis de 1978” Autor: Ricardo Burzaco / Revista DEYSEG Nro 43 / Argentina (Publicado en la web por http://www.mgp-club.com/)
“La Fuerza de Submarinos de la Armada de Chile en el conflicto de 1978” Autor: Iván Martinic / Diario El Mercurio / Chile (Publicado en la web por http://www.mgp-club.com/)
Fuentes varias.
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