viernes, 25 de marzo de 2011

Submarinos argentinos en acción III: El ARA San Luis (S-32) en la Guerra de Malvinas

A fines de diciembre de 1981 asume el comando del submarino ARA San Luis (S-32), el Capitán de Fragata Fernando Azcueta y es designada la nueva tripulación. Cuatro meses más tarde esta inexperta y novata dotación partiría en patrulla de guerra contra la Royal Navy, experta en guerra antisubmarina por su rol en la OTAN.

El 3 de abril de 1982, un día después de la “Operación Rosario” que posibilitó la recuperación de las Islas Malvinas, el CF Azcueta recibe la orden del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFUERSUB) para alistar al submarino lo más rápido posible para zarpar hacia el Atlántico Sur. Realizados los aprestos necesarios, entre ellos la carga de víveres y agua para un tiempo prolongado de patrulla, el “San Luis” parte de la Base Naval Mar del Plata (BNMP) el 11 de abril. Para llevar a cabo la campaña había sido aprovisionado con 10 torpedos SST-4 filoguiados y antibuque de origen alemán, y con 14 torpedos MK-37 antisubmarinos de origen norteamericano, consideradas armas de última generación.

Foto 1. Carga de torpedos por los tubos de proa en un submarino IKL 209 argentino (Fuente: http://www.histarmar.com.ar/)

El 19 de abril, se produce un desperfecto en la computadora de control de tiro VM8-24, que no puede ser reparado a bordo. Esta avería significaba que los lanzamientos de torpedos debían realizarse en base a cálculos manuales, y de a uno por vez, no pudiéndose realizar en “salva” de dos o tres unidades como se realiza normalmente con los sistemas computarizados. Comunicada esta novedad a la superioridad recibe la orden de continuar con su patrulla, ya que la flota británica de superficie ya estaba rumbo a las Islas Malvinas (comenzaría a arribar a la zona 3 días más tarde) y se presuponía la presencia en aguas australes de los temidos submarinos nucleares.



El "San Luis" ingresa en la mañana del 28 de abril a su zona de patrulla, conocida como “María”, al norte de la Isla Soledad, en busca de buques ingleses, pero es recién el día 29, que a raíz de los sucesos en Georgias del Sur (recuperación por la fuerza de los británicos), que se le autoriza a atacar potenciales blancos de ocasión.

Primer torpedo lanzado por la Armada Argentina durante un conflicto bélico.

El 1º de mayo, día en el que se inician las hostilidades en el Teatro de Operaciones de Malvinas, el sonarista del “San Luis” detecta un rumor hidrofónico que se identifica como perteneciente a un destructor británico, también detecta despliegue de helicópteros en la zona. El Comandante Azcueta ordena poner rumbo al contacto de sonar y establecer profundidad de periscopio para confirmar la apreciación. La niebla impide que se pueda visualizar el blanco.

Foto 2. El Teniente de Fragata Maegli, responsable de comunicaciones, sosteniendo el periscopio, posa junto al Capitán de Fragata Fernando Azcueta, Comandante del "San Luis" (Fuente: http://www.nuestromar.org/)

Ante la posibilidad de resultar descubierto por los ingleses, Azcueta toma la decisión de lanzar sobre el contacto un torpedo filoguiado SST-4 desde una distancia de 8.700 metros. Grande fue la decepción cuando pasados dos minutos del lanzamiento el operador advirtió que el cable del filoguiado se había cortado, por lo que el torpedo continuó su derrota sin guía pero también sin alcanzar su blanco. El "San Luis" inició entonces maniobras evasivas para evitar la segura reacción británica, que no se hizo esperar mucho. Enseguida el sonarista advirtió sobre un torpedo lanzado por helicópteros ingleses y el Comandante ordenó ganar profundidad y lanzar señuelos (conocidos como “Alka Seltzer” en la jerga del ARA) con el objetivo de desviar la trayectoria del proyectil enemigo. La decisión pareció acertada cuando el sonarista comunicó que el torpedo que se acercaba amenazante hacia la popa del “San Luis” cambió imprevistamente de rumbo pasando de largo con destino incierto.

Ilustración 3D. Imagen artística que recrea el primer lanzamiento de un SST-4 por parte del ARA San Luis (S-32) durante la Guerra de Malvinas (Autor: Andrea Assanelli / Fuente: www.elsnorkel.com)

Pero la “cacería” contra el “San Luis” recién comenzaba. Minutos más tarde comenzaron a oírse los estruendos de las cargas de profundidad lanzadas a ciegas por los helicópteros enemigos. Los “cazadores” eran tres helicópteros antisubmarinos (ASW) Sea King del 826 Sqdn del portaaviones HMS Hermes que con el apoyo de las fragatas HMS Brilliant y HMS Yarmouth trataban en vano de dar con el paradero del S-32, que a esa altura se había posado en las profundidades del lecho marino.

En aquella jornada, y según fuentes británicas, los Sea King habrían lanzado al mar unas seis cargas de profundidad MK-11 y dos torpedos antisubmarinos MK-46, sin obtener mayores resultados. Las lejanas ondas expansivas no llegaron al “San Luis” que aguardó en silencio 5 largas y angustiantes horas antes de emprender nuevamente su navegación. Durante ese período la tripulación se mantuvo en sus literas y sin actividad buscando el mayor ahorro de oxígeno posible.

Foto 3. El Teniente de Navío Ricardo Alessandrini, Jefe de Armamento, junto al Teniente de Fragata Alejandro Maegli durante la patrulla de guerra en aguas de Malvinas (Fuente: www.nuestromar.org)

Nuevo contacto de sonar y segundo lanzamiento

El 5 de mayo hacia la noche, se detecta un nuevo rumor hidrofónico hacia popa que el sonarista interpreta como el de un submarino en aproximación. El Comandante ordena ocupar los puestos de combate para hacer frente al contacto de sonar, que avanzaba navegando en zigzag. Cuando el mismo se hallaba a unos 2.000 metros de distancia Azcueta ordena el lanzamiento de un torpedo antisubmarino MK-37. Minutos más tarde la tripulación oye una fuerte explosión pero no se logra confirmar el resultado ni el blanco atacado. Muchas conjeturas se han planteado sobre a que le dio el torpedo antisubmarino del “San Luis”, una sugería un impacto sobre el submarino Clase Oberon HMS Onyx que regresó a Gran Bretaña con la proa dañada (La Royal Navy atribuyó la avería a un accidente contra unas rocas), otra a un disparo certero contra una ballena o un cardúmen de krill, debido a que su rumor en el sonar y la tensión de la situación podría haber confundido al sonarista de guardia.

El tercer lanzamiento no fue la vencida

El 11 de mayo, en las proximidades de la boca del Estrecho de San Carlos, se estableció un nuevo rumor en el sonar atribuido esta vez a dos buques de guerra del tipo fragata. El Comandante Azcueta ordenó atacar al blanco más cercano ubicado a unos 7.300 metros del “San Luis”. Se asignó para el lanzamiento el tubo nº 1 pero el torpedo falló y no salió. Inmediatamente se estipuló un nuevo lanzamiento desde el tubo nº 8, pero la distancia a la fragata se había acortado a tan solo 4.700 metros. El torpedo SST-4 salió lanzado hacia el blanco pero cuando apenas llevaba tres minutos de recorrido se cortó el cable de filoguiado. Expectante, la tripulación aguardó en vano el estruendo de alguna explosión lejana.

Cuando se aprestaba a realizar un nuevo lanzamiento sobre el otro contacto de sonar, las fragatas comenzaron a alejarse a toda velocidad haciendo maniobras evasivas, por lo que se abortó la acción.

Foto 4. Un submarino IKL 209 de la Armada Argentina emerge a máxima potencia (Fuente: http://www.histarmar.com.ar/)

Frustrado por la ineficacia de su sistema de armas, el Comandante comunica al COFUERSUB, las novedades de su ataque infructuoso y recibe la orden de regresar al continente y dar por finalizada su patrulla de guerra.

Impotencia final: la revancha que no pudo ser

Luego de 39 días de patrulla, de los cuales 36 hizo en inmersión (unas 864 horas) el “San Luis” atracó en la Base Naval de Puerto Belgrano, el día 19 de mayo en horas de la noche. La tripulación barbuda, exhausta y decepcionada por la falta de éxitos en la misión se dispuso a descansar aguardando una nueva patrulla que le diera oportunidad de tomarse revancha.

Foto 5. El Capitán de Navío Moya recibe, ya entrada la noche, a la barbada y agotada tripulación del ARA San Luis que forma sobre cubierta, recién arribada a Puerto Belgrano luego de su patrulla de guerra (Fuente: www.nuestromar.org)

Mientras tanto, los técnicos inician febriles tareas para reparar los sistemas y averías diversas que sufrió el “San Luis” durante su travesía en por el Atlántico Sur. También se conforma un comité técnico para analizar las posibles causas de las fallas suscitadas en el sistema de armas y en los torpedos mismos. Las tareas de puesta a punto tardaron más de lo previsto, y el 14 de junio, día de la rendición argentina en las islas, encontró al ARA San Luis aún en dique.

Foto 6. La tripulación posa frente a la vela del ARA San Luis luego de regresar de la patrulla de guerra (Fuente: http://www.nuestromar.org/)

A pesar de no poder hacer daño con sus torpedos, este pequeño submarino y su tripulación, pudo burlar el bloqueo inglés y llenar de preocupación a los Comandantes de la flota inglesa. La Royal Navy, el brazo armado de la estrategia antisubmarina de la OTAN, nunca pudo dar con él.

Como reconocimiento a los servicios prestados al país durante la Guerra de Malvinas, la bandera de guerra del ARA San Luis (S-32) recibió la condecoración “Honor al Valor en Combate”.


La Yapa: ¿Por qué fallaron los lanzamientos de torpedos? ¿Qué se hizo al respecto?

En primer lugar debe mencionarse que la avería en la computadora de control de tiro fue un factor que explica en parte el fracaso de los lanzamientos. Los técnicos de abordo, con escasa experiencia en el submarino, no supieron encontrarle solución a esta falla. Por este motivo los torpedos debieron lanzarse a la vieja usanza o sea de forma manual calculando y haciendo las estimaciones de trayectoria necesaria para dar con su blanco.

Foto 7. Torpedo filoguiado SST-4 para ataque de blancos en superficie que se exhibe en el Museo de la Fuerza de Submarinos de Mar del Plata. El mismo tiene secciones transparentes para poder visualizar su mecánica interior (Autor: Mariano Agostini)

Las fallas presentadas por los torpedos filoguiados SST-4 de origen alemán, se explican aparentemente en un error de ensamblado que afectó la polaridad de los conectores del giróscopo. También se menciona que el fabricante AEG-Telefunken constató fallas en el diseño de los SST-4 destinados al mercado de exportación e introdujo mejoras en los mismos para subsanarlas a fines de los '70, pero que éstas no se implementaron en los torpedos entregados a la Armada Argentina por razones presupuestarias.

También por limitaciones de presupuesto la Armada nunca había probado torpedos SST-4 reales, sino sólo algunos de ejercicio, sin carga explosiva. En las pruebas efectuadas a fines de 1981 (el año anterior a la guerra) incluso éstos fallaron, logrando completar la trayectoria y recorrida previstas uno solo.

En 1983 técnicos de la Armada y alemanes enviados por AEG Telefunken revisan el sistema de control de tiro y los torpedos, haciendo las modificaciones necesarias para dotar de confiabilidad al sistema de armas submarino Clase 209 / torpedos SST-4.

Posteriormente se realizan varias pruebas y ejercitaciones siendo la más importante la desarrollada por el ARA Salta (S-31), el 31 de octubre de 2001, al lanzar un torpedo SST-4 modificado sobre el pesquero en desuso “Polo Sur” usado como blanco naval.

Foto 8. Un SST-4 lanzado desde el ARA Salta (S-31), submarino Clase IKL 209, impacta de lleno en el pesquero Polo Norte en 2001. Imagen capturada desde el periscopio.

Anteriormente, el 15 de junio de 1987 el submarino, Clase TR 1700, ARA Santa Cruz (S-41) había realizado un exitoso lanzamiento de un SST-4 mejorado sobre el destructor (radiado de servicio 3 años antes y utilizado como blanco) ARA Py (D-27). El impacto produjo una explosión que elevó al buque en su parte media unos 5 metros, partiéndolo literalmente en dos, en escasos 5 minutos se fue a pique desapareciendo de la superficie del mar.

Foto 9. Explosión provocada por el impacto de un torpedo SST-4 sobre el destructor ARA Py lanzado en una prueba realizada por el ARA Santa Cruz (S-41) en 1987.

Si bien hacer especulaciones con los hechos ya consumados de nada sirve, uno se pregunta (más al observar las pruebas realizadas con los SST-4 mejorados), que hubiese pasado si el sistema de armas hubiera estado en condiciones operativas óptimas.

Fuentes:

- “Viaje al fondo de los mares del sur” por Jorge Fernández Díaz. Diario LA NACIÓN Sábado, 22 de Agosto de 2009 (www.histarmar.com.ar / www.elsnorkel.com)
- “Uno contra todos” por jorge R. Bóveda (www.irizar.org )
- “Malvinas la guerra Aérea” por Rodney y otros. Ediciones Open Argentina, 1988.
- Otras varias.

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